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Nos subimos a un scooter de Lime y es más fácil de lo que pensábamos

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México, San Francisco, Madrid, París, Lima y San José (No, San José, no); muchas ciudades viven hoy la invasión de los scooters eléctricos.

En varias coberturas los habíamos visto pero no habíamos tenido tiempo de probarlos. Durante nuestra reciente visita a Dallas nos animamos a hacerlo.

Estos scooters los encuentra uno por todo lado, están sobre la acera, ya sea bien acomodados o tirados en medio del paso de los peatones.

Al menos en Dallas logramos observar cuatro marcas: Lime (una de las pioneras) Bird, Jump (trabaja con el app de Uber) y Bolt.

Porque tengo el app de Uber intenté primero con Jump, el problema es que era poco después de las 10:00 p.m. y no me quiso activar el scooter.

La otra que más había escuchado era Lime, entonces bajé el app, ahí en media calle e hice el registro y listo. Ingresar es fácil, solo hay que poner los datos de una tarjeta, leer y aceptar las medidas de seguridad.

Entre otras cosas te indica que deberías usar casco (obviamente nadie lo usa) y te recomienda no usar la acera (todo el mundo la usa).

Después de ese proceso todo es muy fácil; con la cámara del teléfono se escanea el código QR que tiene el scooter y este se enciende, el resto es conducirlo.

El scooter solo tiene una palanca para acelerar y una manilla igual a la de una bicicleta para frenar.

Se preguntarán por el costo. Alquilar el scooter tiene un precio de $1 y cada minuto cuesta $0.15. Un viaje de 3 kilómetros dura unos 10 minutos.

Hay cosas interesantes. En el caso de Lime, el app te muestra dónde hay scooters disponibles y por GPS te lleva al más cercano. Además, cuando uno finaliza el viaje tiene que abrir nuevamente el app y presionar un botón, de lo contrario sigue corriendo el tiempo y el cobro. Finalmente, se le toma una foto al scooter para identificar que no quedó botado en media calle y no obstruye el paso (muchos no hacen caso).

Es cierto que la polémica acompaña este medio de transporte. Hay gente a quien le estorba, las ciudades se ven más desordenadas y las aceras ahora son un poco más peligrosas, pero son muy útiles y accesibles.

Para el turista, el que ocupa un traslado rápido y para el que solo quiere pasar el día es una alternativa limpia y de bajo costo.

Además, genera empleo. Hay personas que pasan recogiendo los scooters durante la noche o cuando se descargan para recargarlos, luego los vuelven a dejar ordenados.

 

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